Por años, el concepto de ‘lejanía’ ha definido la realidad de la conectividad en Colombia.
La realidad de quienes habitamos ciudades como Bogotá, Medellín o Barranquilla a menudo nos lleva a olvidar que las condiciones no son las mismas para quienes viven en otros lugares remotos. Entre ellos hay una brecha apreciable, mientras que las zonas periféricas evolucionan bajo fuertes relaciones con un núcleo claramente definido, estas áreas remotas se caracterizan por la desconexión.
Por supuesto que hay razones para considerar que la conectividad rural es desafiante: establecer conexiones con áreas distantes, escasamente pobladas, a menudo separadas por valles, cañones, montañas y demás elementos de la imponente geografía colombiana, implica enfrentar retos sustanciales en lo logístico y en lo financiero.
Sin embargo, hay una razón fundamental por la cual se considera que la fibra óptica ofrece una conexión de banda ancha más rápida y estable en el mercado, y por la cual está, hoy por hoy, en la vanguardia de las industrias de telecomunicaciones e Internet.
El propósito de conectar con banda ancha a comunidades subtendidas en el territorio nacional es uno al que todos podemos sumarnos. En esas zonas, el cableado de fibra óptica tiene el potencial de crear inclusión, impulsar procesos educativos de alta calidad y mejorar de manera significativa la economía.
Los ISP’s, aliados en conectividad
Mejores velocidades de conexión significan que personas y empresas no necesiten irse a vivir a las ciudades para estudiar y trabajar, para emprender o para acceder a los beneficios de la red en materia de entretenimiento, y abre la puerta a que las economías locales comiencen a beneficiarse de un tipo más sofisticado de turismo, que en la actualidad reclama estar conectado.
El impulso que brinda el estar conectado a una red de fibra óptica probará, además, ser decisivo en el despliegue en el territorio de redes de quinta generación. El 5G es una deuda inaplazable y sus beneficios deben ser para todos los colombianos.
Por lo que, en este ámbito, los ISPs tienen como reto, estar alineadas con la inminente llegada del 5G, las necesidades del mercado, la demanda actual y futura de los clientes, realizando inversiones en redes ópticas de acceso convergentes, listas para brindar altas velocidades, baja latencia, alta calidad de servicio y alta cantidad de dispositivos conectados.
Bajo las condiciones actuales, el costo de desplegar redes 5G en áreas rurales mediante torres de telefonía celular puede resultar prohibitivamente costoso. Las alternativas satelitales existen, pero son igualmente costosas y no resuelven todas las necesidades. Por otro lado las redes de fibras ópticas ya han comprobado su eficiencia técnica y económica, además de estar al frente de las demás tecnologías para la transmisión de datos con altísima calidad, soportando agregar otros servicios a los usuarios además de solo el ancho de banda.
Los proveedores de servicios de internet (ISP) impulsan el desarrollo, la innovación y el conocimiento desde las distintas regiones del país en las que operan. Los ISP, a través de sus alianzas comerciales, se vuelven parte fundamental para la distribución de internet a nivel nacional y ayudan a acortar la brecha digital entre las distintas regiones de Colombia.
En ese sentido, Furukawa Electric, compañía líder en tecnología de punta para infraestructuras de redes de comunicaciones, tiene como objetivo apoyar a las empresas que están comprometidas en brindar servicios de telecomunicaciones a las poblaciones con acceso limitado a la conectividad.
El futuro se acerca cuando se logra que la tecnología beneficie a todos y eso es algo que se puede mediante el poder de la banda ancha de alta velocidad. Conectar el campo con el mundo no tiene que ser un sueño lejano.